DESPERTANDO

Por Black Bird

inseparabili

Es un tanto curioso ver a Morfeo

como deja despertar a las aves, al cielo y al sol

ver como las personas corren por un tiempo desesperado

ver a los autos en un vaivén eterno corriendo uno tras otro en las avenidas más transitadas y aún así hay quietud en todo esto

más impresionante es ver como ciertas personas se levantan de un letargo

para entrar a otro, y otros, muy pocos

que se despiertan

de un sueño, para entrar a otro.

CAYENDO AL OLVIDO

Los versos se contraponen

los huesos se entumecen y roen

la mitad de la vida se pasa recreando

y la otra muriendo y riendo.

El bosque en llamas

la luna aullando al viento

tratando de desvanecer cualquier tristeza, sólo caigo

no hay nada más.

Tormentas sollozan

incrementan el nudo

crepuscular, intrépido

el que detiene el alba

ya qué se ha detenido

a sí mismo.

INVIERNO

Tiempo inequívoco que al final de la vida llama.

Aquel recuerdo que tengo de total suplicio me llena, me agobia; tanta ansiedad hacia el recuerdo de una vida total y plena.

Todas las apariencias y falacias tiemblan, tanta zozobra inútil y fútil al momento de la última llamada, el último aliento, el último amor, que nunca encontraste de tanta reminiscencia.

Tengo en mis llamaradas un encuentro casual, me remonta a la primavera pero no recuerdo ninguna de ellas:

sólo inviernos…

sólo inviernos…

 

Contacto:

Esteban T. <ericktapiaer@gmail.com>

esteban

Exposición colectiva El teatro del mundo

Exposición colectiva El teatro del mundo presentándose en el museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo. Del 12 Junio al 28 de Septiembre del 2014.

ARTISTAS

  • Alexánder Apostol
  • Yto Barrada
  • Marcelo Cidade
  • Nathan Coley
  • Livia Corona
  • José Dávila
  • Marjolijn Dijkman
  • Gardar Eide Einarsson
  • Angela Ferreira
  • Andreas Fogarasi
  • Meschac Gaba
  • Carlos Garaicoa
  • Terence Gower-Pedro Reyes
  • Pablo Hare
  • Heidrun Holzfeind-Christoph Draeger
  • David Maljkovic
  • Olivia Plender
  • Anri Sala
  • Kostis Velonis

CURADURÍA

  • Andrea Torreblanca

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RESEÑA

  • Melissa Méndez

Al escuchar el nombre de esta exposición vino a mi mente el añejo Calderón de la Barca y su obra El gran teatro del mundo, con la diferencia de que aquí decidieron extirpar el “gran”. Y en realidad va muy acorde ya que la exposición es pequeña: únicamente dos salas blancas de aproximadamente 12 metros de largo y nada más.

Entré pensando en que vería escenarios teatrales o piezas de estos, también imaginé que los artistas compararían dramaturgias con representaciones teatrales o cuestiones por el estilo; pero no pude estar más equivocada, la arquitectura es la gran protagonista de esta exposición, la arquitectura en la vida diaria.

Fotografías y maquetas de extraños proyectos arquitectónicos alrededor del mundo le dan vida a las salas, algunos complejos están terminados y otros no; pero la mayoría apuntan a un uso irrelevante y sin sentido, engendrando dudas inmediatas: ¿para qué? y ¿por qué?, ¿cuál es la necesidad?, ¿acaso es el reflejo del ego del hombre?, ¿es el miedo del hombre?

A mi salida pensaba en lo que en realidad me había resultado más valioso de la exposición, y definitivamente es que en todo momento nos está hablando de la perfección no alcanzada por el ser humano y de como ésta se refleja en su majestuosa arquitectura: en los pisos, en los techos y en las paredes que supuestamente lo protegen y supuestamente lo definen; pero seamos honestos, no hay nada más bello (estéticamente hablando) que la contemplación de la ruina, tanto de la propia como de la colectiva, porque es sólo a partir de ella que surge la reconstrucción, he aquí el verdadero esplendor. Y como diría Calderón: “No olvides que es comedia nuestra vida y teatro de farsa el mundo todo, que muda el aparato por instantes y que todos en él somos farsantes…”. 

Porque nadie quiere se le venga el techo encima, ¿o sí?

!No se la pierdan! Altamente recomendable.

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Huevito Tinder sorpresa

Recuerdo cuando mi ex me dijo que pensaba que era gay y que era mejor separarnos, ocurrió en febrero de este año. Me puse a tragar como marrano y no me levanté de la cama por dos semanas; hasta que un día tocó a la puerta mi hermano para burlarse de mi desgracia. Recuerdo que mencionó algo sobre una colonia de cucarachas viviendo en mi bote de basura y después me dijo que la solución a mis problemas además de contratar a un exterminador era Tinder.

Al principio no le entendí, ¿Kinder?, ¿Huevito Kinder? le pregunté, y seguido le dije: sí, por favor ¡dame, dame!, ¡necesito más chocolate! y tú puedes quedarte con el juguetito sorpresa, pero me contestó: No idiota, ¡Tinder!, Tinder es una app para el celular, bájala, y se marchó con indignación.

Entonces con mucho trabajo estiré mi brazo y tomé mi celular que tenía mocos por tanta lloradera y bajé el susodicho Tinder. Pronto se iluminaron mis ojos… después de haber sido rechazada por un hombre, ahora tenía la oportunidad de rechazar también a miles de fulanos desconocidos con un sólo touch, no se me ocurría una mejor y más placentera venganza hacia el sexo masculino; qué importaba que no fuera a mi ex directamente… Literal mi dedo se cansó de picarle a tanto tachesito, hasta que de pronto vi fotos de güeyes realmente guapos, ¿y por qué no picarle entonces a la palomita?, digo… ¿qué podía perder si mi dignidad ya estaba por los suelos?

Y bueno, de las palomitas llegaron los matches, de ahí los mensajitos, y de los mensajitos las invitaciones a Facebook, de las invitaciones a Facebook los mensajitos ahora por Whatsapp, y de ahí las llamadas por teléfono para finalmente llegar a las incomodas citas…

No relataré todos los sucesos desafortunados que me ocurrieron en estas citas, que van desde silencios incómodos, personas que resultaban no ser la de las fotos, vómito e intentos de violación; simplemente diré que fue un grave y fatídico error. Ya que como ocurre con el huevito kínder todas y cada una de mis citas llegó con una sorpresita… pero no fue una sorpresa agradable, en realidad era cómo si cada vez que tenía una cita con alguno de estos hombres, me saliera uno de esos juguetitos que nunca entiendes bien como armar o que vienen sin algunas piezas, o que simplemente son juguetes estúpidos, sin ninguna utilidad, poco divertidos y feos.

No me malinterpreten, creo que bajo algunas circunstancias, quizás una en un millón… alguien pueda encontrar al amor de su vida en Tinder o por alguna de estas aplicaciones o innovaciones de internet, digo, la tecnología es imparable y la idea es que el humano se parezca cada vez más a un robot para que no tenga que esforzarse por prácticamente nada, y en realidad es una idea tentadora puesto que es divertido sólo estirar la mano y recibir cosas en automático.

Sin embargo, mientras siga siendo humana, entendí que mi solución no estaba en mi maldito teléfono, sino en sacar mi trasero de la asquerosa cama para ejercitarlo, porque la competencia ahora es más grande y no sólo es entre otras viejas, sino también entre otros güeyes con culos más perfectos que el tuyo.

Aunque bueno, también está la opción de respirar, de abrir los ojos y de convivir con el mundo, de simplemente sonreír. Porque uno nunca sabe, quizás el chico que te está pidiendo que le pases la cátsup en tu pizzería favorita, o el que quiere que le pases los limones en la taquería de la esquina ¡pueda ser el bueno!

Melissa Méndez

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